Nosotros
A la familia Viganó los mares y los ríos los inspiran a cruzarlos una y otra vez. Lo hicieron las generaciones anteriores y lo hacen sus contemporáneos. Van y vienen hasta que se sienten tan cómodos de un lado como del otro. Ya sea al este o al oeste, una ribera cercana les alcanza como referencia para iniciar una nueva forma de vida.
Así fue como llegaron a Uruguay desde Argentina y a Argentina desde la Europa de post-guerra. Han ido y venido, van y vienen. Sus arraigos y cuentos siguen vivos en Fiesole, el corazón de la Toscana y en Praga, alguna vez el polo cultural y social del imperio austrohúngaro. En sus vidas, la memoria actúa como una musa familiar y se transforma en una sabia consejera.
En Uruguay continuaron su vida ligada al campo, su cultura de trabajo y amor a la tierra. Aprendieron a apreciar amaneceres, el trabajo ganadero, esperar los cultivos y terminar el día disfrutando los inolvidables atardeceres uruguayos.
En Carmelo, una nueva y muy reciente generación corre entre viñas. Allí la familia ha diseñado un paraíso para compartir. En una geografía en la que a uno lo envuelve una natural simpleza, ellos han ideado un marco perfecto para elaborar vinos llenos del espíritu del litoral. Vinos que reflejan el trabajo de la gente, del cuidado de las uvas, del cariño para su elaboración, vinos orgullosos de su terroir.
La propuesta es simple y en su simplicidad radica su fortaleza. Una bodega boutique que elabora vinos sumamente cuidados con los valores del campo. Todo maridado con una excelente gastronomía basada en las comidas típicas de la zona, de campo e italiana.
Si la vida es poesía y se nutre de historias de amor, desarraigos y reencuentros, los Viganó son un libro abierto, generosos apreciando el pasado y promisorios ideando el futuro. Confían en la tierra, en su belleza y sus humores. El campo es parte de su vida, y esa vida la trasmiten a sus vinos.