Un vino nace de sus uvas, y esas uvas dependen de su terroir. Aquí está el secreto de nuestros vinos.
En las costas de Carmelo, confluyen el Río Paraná y el Río Uruguay dando nacimiento al Río de La Plata. Esto se refleja en dos características únicas de nuestro terroir.
Por un lado, tenemos una amplia diversidad de suelos, producto de la convergencia de varias placas geológicas. Estos suelos aportan potencia y tipicidad a nuestros vinos.
Por otro lado, en este punto estratégico se genera un microclima donde las uvas maduran entre los calores de febrero y las lluvias de marzo. Al cosechar en esta ventana de tiempo, logramos uvas de una excelente maduración, reflejada en sus aromas y sabores, con taninos bien desarrollados, y graduación alcohólica óptima para nuestras cepas.
El terroir de Carmelo es único en Uruguay y se refleja en nuestros vinos de alta calidad.